Dosis periódicas de combinados de viajes, festivales de cine y buena comida

Autor: adictos (Página 3 de 9)

21 días en la Ruta 66

5.000 km de carretera atravesando 9 estados durante 21 días. Desde Chicago hasta Los Angeles, 12 etapas recorriendo la Ruta 66 y tomando desvíos a Las Vegas y a los imprescindibles parques naturales de Arizona. Este es un resumen de nuestro último roadtrip por la “Carretera Madre”

Lo primero que hay que decir es que sí, son muchos kilómetros, pero no se nos hicieron pesados. En cada etapa haríamos unos 400Km de media, pero la ruta está plagada de puntos de interés (estaciones de servicio, museos, señales, puentes, murales, cafeterías, tiendas, …) así que cada media hora puedes parar porque tienes algo que ver. Obviamente al final son muchas horas acumuladas en coche, por lo que es importante que o bien no te desagrade conducir o bien puedas hacer turnos con otros compañeros de viaje. Y si quieres darte el capricho de recorrer la ruta con un descapotable, nosotros recomendamos el Ford Mustang frente al Chevrolet Camaro. El Mustang tiene mejores prestaciones, pero sobre todo, tiene un maletero lo suficientemente espacioso como para poder llevar una maleta grande y un par de mochilas, incluso con la capota plegada. El Camaro, en cambio, no solo es que se quede sin maletero al recoger la capota, sino que la apertura del mismo es tan estrecha que ni siquiera puedes meter una maleta (en el tramo de Las Vegas – Los Angeles – San Diego, que nosotros hicimos con el Camaro, tuvimos que llevar la maleta en los asientos de atrás).

Maletero del Mustang con nuestra maleta de 75cmx52cmx31cm. La maleta entraba por el hueco muy justita, pero una vez dentro había espacio de sobra para mochilas o bolsas.
Maletero del Mustang con nuestra maleta de 75cmx52cmx31cm. La maleta entraba por el hueco muy justita, pero una vez dentro había espacio de sobra para más mochilas o bolsas.

Maletero del Camaro preparado para que la capota pueda abrirse. Nuestra maleta no cabía ni por el hueco. La bolsa que se ve es la tienda de campaña que mide 45cmx20cmx13cm
Maletero del Camaro preparado para que la capota pueda plegarse. Nuestra maleta no cabía ni por el hueco. La bolsa que se ve es la tienda de campaña que mide 45cmx20cmx13cm

Nosotros planificamos hacer la Ruta en 12 etapas, y añadimos 3 noches en Chicago, 3 en Las Vegas y 4 en Los Angeles. Por la fecha de los billetes de avión de vuelta podríamos haber pasado una noche más en Los Angeles, pero decidimos en su lugar añadir San Diego como final de viaje (aunque no tiene nada demasiado interesante que visitar). No obstante, si tuviésemos que planificarlo ahora, habríamos añadido 1 etapa más en la Ruta, ya que una de ellas se nos hizo algo pesada (concretamente la segunda, de Springfield-Illinois a Springfield-Missouri), y habríamos quitado una noche en Las Vegas o la de San Diego.

La Ruta 66 marcada en negro, y los puntos en los que nosotros pasamos noche
La Ruta 66 marcada en negro, y sobre ella los puntos en los que nosotros pasamos noche
  • Etapa 1 (Ruta 66): Chicago (Illinois) – Springfield (Illinois), 310Km
  • Etapa 2 (Ruta 66): Springfield (Illinois) – Springfield (Missouri), 605Km
  • Etapa 3 (Ruta 66): Springfield (Missouri) – Galena (Kansas) – Oklahoma City (Oklahoma), 522Km
  • Etapa 4 (Ruta 66): Oklahoma City (Oklahoma) – Amarillo (Texas), 438Km
  • Etapa 5 (Ruta 66): Amarillo (Texas) – Santa Fe (New Mexico), 458Km
  • Etapa 6 (Ruta 66 + desvío Pueblos): Santa Fe (New Mexico) – Albuquerque (New Mexico), 275Km
  • Etapa 7 (Ruta 66): Albuquerque (New Mexico) – Holbrook (Arizona), 375Km
  • Etapa 8 (Ruta 66 + desvío Monument Valley): Holbrook (Arizona) – Monument Valley (Arizona), 405Km
  • Etapa 9: Monument Valley (Arizona) – Page (Arizona), 187Km
  • Etapa 10: Page (Arizona) – Williams (Arizona), 318Km
  • Etapa 11 (Ruta 66 + desvío Las Vegas): Williams (Arizona) – Las Vegas (Nevada), 506Km
  • Etapa 12 (desvío Las Vegas + Ruta 66): Las Vegas (Nevada) – Los Angeles (California), 547Km

Todos los hoteles los llevábamos reservados desde España, aunque hay muchísima oferta por lo que no pensamos que resulte complicado encontrar habitación si se prefiere improvisar durante el viaje (al menos en la época de verano en la que fuimos nosotros). Eso sí, no sabemos si es por la época, pero los precios de los hoteles nos parecieron en general bastante más caros de media que en España.

Como se suele escuchar, en la Ruta lo importante no es el destino sino el recorrido. Y nuestro mejor recuerdo del viaje tiene mucho que ver con eso. Nos gustaba arrancar cada etapa sin demasiadas expectativas sobre lo que nos íbamos a encontrar en cada parada, y evadirnos de vez en cuando pensando en aquellos que se enfrentaron a estos parajes en diferentes momentos de la historia reciente de EEUU y en los motivos que les impulsaban a hacerlo (ambición, necesidad, o mero entretenimiento). Es cierto que esta sensación la tuvimos especialmente desde el inicio en Chicago hasta el desvío que tomamos en Arizona , un tramo en el que en general no encontramos demasiados turistas. Después volveríamos a retomar la Ruta, por muy poco tiempo, ya que nos desviamos de nuevo esta vez a Las Vegas. Y tras retomarla de nuevo más tarde, ese sentimiento de nostalgia ajena no lo recuperamos. Quizá el “esperpento” de los casinos te saca de cualquier realidad (algo de lo que hablaremos) o quizá el último tramo hasta Los Angeles esté más explotado a nivel turístico (salvando las distancias, como lo fuese toda la Ruta en los años 50), pero lo cierto es que lo recordamos con menos encanto.

Que la Ruta perdiese encanto llegados a Arizona no significa que este estado sea menos interesante que los anteriores. Nada más alejado de la realidad. Los parques naturales que pudimos visitar aquí son absolutamente espectaculares, y nos llevamos grabadas algunas imágenes que ninguna foto es capaz de reproducir de forma absolutamente fiel. De hecho, objetivamente, estos paisajes son las visitas más recomendables de todo nuestro viaje:

  • En primer lugar, y quizás el menos conocido, Horseshoe Blend, un meandro del río Colorado cerca de Page que nos resultó mucho más impresionante a la vista que los del propio Gran Cañón.
  • El amanecer desde la tienda de campaña en Monument Valley es otra de esas imágenes imborrables que nos llevamos. Por cierto, allí decidimos contratar la visita de 2 horas y media a uno de los guías locales a primera hora (7am), y pudimos recorrer el parque completamente solos. Es un tour bastante caro (cosas del monopolio que sustentan los descendientes tribales), pero como se dice, uno no visita estos lugares todos los días.
  • El parque natural del Bosque Petrificado (el único que se encuentra en la misma Ruta 66) fue el primero que visitamos, y puede que en parte por ese motivo, guardamos un muy buen recuerdo de esa visita, especialmente del trail Blue Mesa.
  • Sólo para ver el cañón del Antílope ya merece la pena el desvío que tomamos desde la Ruta 66 hasta Page. Hay dos zonas, el Lower y el Upper. Nosotros visitamos ambas y, sin duda, nos quedamos con la primera. Es un tramo mucho más largo, menos masificado y con unas vistas más espectaculares. El segundo es famoso porque en función de la hora del día (y si tienes suerte de que no esté pasando alguna nube en ese momento), los rayos de luz se cuelan hasta el suelo del cañón, pero hay tal cantidad de gente que los guías “arrastran” literalmente a los grupos de turistas a toda velocidad.
  • Aunque no sea un parque natural, también se nos quedó grabado el cráter Barringer, el primer cráter ocasionado por un meteorito del que se tienen evidencias.
  • Por último, y sin duda el más famoso, el Gran Cañón, que sinceramente (dichosas expectativas…), nos decepcionó un poco (nosotros visitamos el South Rim). Quizás tuvimos mala suerte con el día, ya que estaba algo nublado y de hecho alguno de los miradores cerró antes de tiempo debido al fuerte viento que comenzó a soplar, y nos perdimos el atardecer que imaginamos resalta el color naranja del cañón. Lo que sí nos sorprendió en todo caso es que todos los miradores estaban muy alejados del Colorado, tanto que apenas desde un par de ellos se podía ver un pequeño tramo del río y muy a lo lejos.
Zona de acampada (Camp Ground) en Monument Valley
Zona de acampada en Monument Valley

En cuanto a grandes ciudades, nos quedamos con Chicago frente a Los Angeles. Las distancias para recorrer la segunda son exageradamente largas y, salvo por los estudios de cine (que no los encuentras en ninguna otra ciudad), no tiene nada especialmente interesante que visitar. Sí, obviamente ya que estás allí tienes que visitar el paseo de la fama, el cartel de Hollywood (o acercarte a él todo lo que puedas), el Pier de Santa Mónica, Venice Beach, etc., pero de verdad, los americanos son unos verdaderos expertos en marketing y en meter en la cabeza del resto del mundo lo maravillosos que son esos sitios. Chicago en cambio tiene un encanto especial, el rio, la arquitectura de sus edificios, el metro elevado, la playa en uno de los grandes lagos,.. en cierta medida nos recordó a Nueva York, pero mucho menos masificado. Y mención aparte se merece Las Vegas, una auténtica frikada del capitalismo americano. Una ciudad construida a base de réplicas (en el sentido más exuberante de la palabra) de ciudades europeas (no descartaría que alguno dejase de cruzar el charco una vez visitada Las Vegas), diseñada exclusivamente para gastar dinero. Salvo por los “shows” de fuentes/luces/música de 10 minutos a las entradas de los principales hoteles, no hay ningún otro entretenimiento que no implique sacar la cartera (y casi siempre la tarjeta de crédito). Todo es caro, y no solamente jugar en los casinos como es de esperar, los restaurantes, los espectáculos, los bares,… en fin, que había que verlo, pero no es un sitio en el que repetiríamos. Algunas ciudades más pequeñas o pueblos donde pudimos cenar y pasear y tomar algo después fueron Williams, Santa Fe y Page. Las tres nos gustaron especialmente.

Sobre la comida, fuimos buscando lo genuino, por lo que por 21 días íbamos a olvidarnos de comer medianamente saludable. Nuestra dieta estaba basada básicamente en un desayuno compuesto por huevos (fritos o revueltos) con patatas, queso y bacon y tortitas, waffles o donuts. El bacon sería un ingrediente común en todas las comidas del día, y la verdad, estaba buenísimo, nos pareció mucho mejor que el de España. Tiene un sabor más ahumado y no encontramos ningún sitio que lo cocinase mal, siempre súper crujiente. Otra de las comidas en la que la diferencia es bestial son los donuts, pero no podemos decir que sea algo general (encontramos varias franquicias a las que no tienen que enviadiarles nada nuestros donuts de panrico), sino particularmente los de una franquicia concreta: Krispy Kreme, que los cocinan en cada establecimiento. Si tienes la suerte de encontrar la máquina en funcionamiento y probar los glaced recién hechos, estás perdido. A nosotros nos ocurrió en Oklahoma y desde entonces por cada ciudad que pasábamos buscábamos la tienda para coger una docena de ellos (además tienen multitud de sabores y varían de una tienda a otra).

Pasando a las comidas saladas, probamos muchísimos hot dogs (sobre todo en la zona de illinois al estilo Chicago, muy picantes) y por supuesto hamburguesas. Sobre ellas, decir que en la categoría de hamburguesas Gourmet no vimos grandes diferencias con respecto a España (de hecho aquí creemos haber comido algunas mejores), pero en las de precios inferiores notamos mucha diferencia para mejor (incluso en el propio pan). Otra de las carnes que probamos varias veces fueron las costillas y, de nuevo, mucha diferencia con respecto a las que pruebas en restaurantes españoles. Probamos también varias cadenas de comida rápida. En las que puedes encontrar en España apenas vimos diferencia, y de las que no encuentras aquí, nos gustaron Sonic pero sobre todo in n out (las patatas fritas de diez). En cuanto a precios, a diferencia de con los hoteles, no nos pareció caro comer.

Estos son algunos de los platos que comimos durante la ruta
Estos son algunos de los platos que comimos durante la ruta

En conclusión, un roadtrip súper recomendable que nos ha dejado ganas de más. La Pacific Coast Highway (Highway 1), la Great River Road (Ruta 61) o la Lincoln Highway son algunas de las rutas americanas a las que ya hemos echado el ojo.

Postdata: En Arizona no hay prácticamente nada de cobertura, así que nos tiramos dos días enteros sin teléfono móvil, y lo que es peor: sin poder consultar Google Maps.

Nuestras películas favoritas de 2018

Este año nos ha costado mas que en otras ocasiones quedarnos solamente con 10 películas debido a la gran calidad de los films que hemos visto durante todo el año, pero aquí está nuestro top 10 de 2018 (como siempre, siempre según nuestro criterio subjetivo).

La mayoría de películas del top las hemos podido disfrutar en festivales de cine, principalmente Sitges y San Sebastián, por lo que quizá estén pendientes de estrenar en cines comerciales.

Queremos destacar algunas películas que aunque no han entrado en el Top 10 son dignas de recordar este 2018: Au poste!, Den skyldge (The Guilty), Pájaros de verano, Cold November, Most Beautiful Island, The Sisters Brothers.

1
poster Upgrade (Ilimitado)
Upgrade (Ilimitado) (Leigh Whannell, 2018, Australia)
4
poster The House That Jack Built (La casa de Jack)
The House That Jack Built (La casa de Jack) (Lars von Trier, 2018, Dinamarca)
5
poster Un lugar tranquilo
Un lugar tranquilo (John Krasinski, 2018, Estados Unidos)

Vista por @adictosaljetlag en circuito comercial

6
poster Assassination Nation (Nación salvaje)
Assassination Nation (Nación salvaje) (Sam Levinson, 2018, Estados Unidos)
7
poster Gorrión rojo
Gorrión rojo (Francis Lawrence, 2018, Estados Unidos)

Vista por @adictosaljetlag en circuito comercial

8
poster Overlord
Overlord (Julius Avery, 2018, Estados Unidos)

Vista por @adictosaljetlag en la 51 Edición del Festival de Sitges y en salas comerciales

9
poster El rehén
El rehén (Brad Anderson, 2018, Estados Unidos)

Vista por @adictosaljetlag en circuito comercial

10
poster First Man (El primer hombre)
First Man (El primer hombre) (Damien Chazelle, 2018, Estados Unidos)

Día 8: Xian (Templo del dios de la ciudad, Barrio musulmán)

Viajamos en tren desde Pingyao a Xian, pasamos la tarde en su ajetreado barrio musulmán y cenamos el famoso Banquete de Dumplings

Hoy nos toca madrugar para ir en tren a nuestro siguiente destino: Xian. El tren pasa por Pingyao a las 8:40 así que a las 7:00 bajamos a desayunar de nuevo el desayuno chino y a las 7:30 nuestro chofer no está esperando en la puerta del hotel. Llegamos en unos 20 minutos a la estación rápida (es una estación diferente a la de trenes locales que es a la que llegamos), y a las 13:00 ya estamos en Xian.

Cuando la agencia nos cogió los billetes de tren no había plazas desde Pingyao a Xian, pero sí que había desde Taiyuan a Xian que es el mismo tren que para en Pingyao así que nos cogieron esos billetes y nosotros nos subimos en Pingyao.

En la estación de Xian nos recoge nuestra siguiente guía: Rocío (Su nombre español, claro). Lo primero que hacemos al llegar a la ciudad es hacer el check-in en el hotel: Eastern House Boutique Hotel. Es un hotel nuevo, moderno, elegante, cerca del centro de la ciudad, y al haberlo cogido con tanta anticipación (casi 3 meses antes) nos costó 73€ la noche. En el hotel tienen todos los días a las 14:00 un almuerzo gratuito para los clientes con café, infusiones, y un montón de pastelitos y galletas, todos muy buenos.

Tenemos la tarde libre así que después de reponer fuerzas nos dirigimos al Templo del dios de la ciudad. Es un templo pequeño, menos turístico que los que hemos visto en otras ciudades, y en el acceso al templo hay varias tiendas orientadas a los fieles para comprar todo tipo de amuletos e inciensos.

Cerca del templo se encuentra el barrio musulmán. No tiene perdida: está lleno de tiendas de alimentación, de comida ya cocinada, de gente y de mucho ruido.

Brochetas a la parrilla
Brochetas de varios tipos
Venta de carne
Cangrejos fritos

En el interior del barrio musulmán se encuentra la Gran mezquita de Xian. Nos costó muchísimo encontrarla, ya que el acceso es a través de unos pasillos comerciales y no hay ninguna indicación (Os dejamos en el mapa al final del post la ubicación exacta de la entrada). Es una de las mezquitas más antiguas y mejor conservadas de China, y el interior es bastante amplio, con bonitas pagodas y salones de madera intercalados entre cuidados jardines. Un remanso de paz dentro de la bulliciosa Xian.

Entrada de la Gran Mezquita de Xian (China)

Al inicio del barrio musulmán se encuentran las torres del tambor y de la campana. El precio del ticket de acceso a cada torre por separado son 35¥ y la entrada combinada 50¥. Ambas tienen su encanto, la torre de la campana se encuentra justo en el centro de la ciudad, en el cruce entre dos de las principales calles de la parte antigua de Xian así que lo mas interesante es subir a lo alto y ver en 360º la cantidad de coches que cruzan la rotonda. La torre del tambor también es muy interesante porque en ella se encuentra el gran tambor que se tocaba al final de cada día cuando la torre estaba en funcionamiento, y una exposición al aire libre con varios tambores, alguno de ellos con miles de años de antigüedad.

Para cenar nos dejamos aconsejar por las recomendaciones de Rocío, nuestra guía de China Highlights, y fuimos a De Fa Chang, un restaurante del gobierno donde sirven dumplings moldeados con las formas de los alimentos que llevan en su interior: pato, flor de loto, nuez, etc… En el restaurante no hablaban ni gota de inglés, así que Rocío nos escribió una nota en chino donde indicaba que queríamos un “Banquete de dumplings” (así es como se llama a esta especie de menú degustación de dumplings). Entregamos el papel, y comenzaron a llegar los entrantes (sopa y varios entrantes fríos) y un montón de dumplings uno detrás de otro.

Parte del banquete de Dumplings
Vistas desde el restaurante. Es una sala muy grande, tuvimos suerte de tener una mesa junto a la ventana

Lo más curioso es ver cómo cada dumpling tiene una forma totalmente diferente, pero la verdad es que el sabor no era nada especial, así que si lo preferís podéis asomaros a la entrada del restaurante, donde tienen expuestos varios dumplings (incluso mas bonitos que los que nos sirvieron), y así podéis disfrutar de estas obras de arte pero después cenar en otro sitio.

Muestra de Dumplings a la entrada del restaurante De Fa Chang (Xian, China)
Nos sigue quedando la duda sobre qué sabor será el dumpling con forma de pingüino 😂

China Día 7: Pingyao

Pasamos el día completo en Pingyao, visitando la ciudad, caminando por la muralla y comiendo platos típicos de la zona

Hoy tenemos el día completo para visitar Pingyao, y como no queremos perdernos nada, a las 8 ya estamos en pie para comenzar el día. La noche anterior pedimos desayuno chino en el hotel así que vamos a la cafetería y allí nos lo sirven: pasta picante, un par de boles de verduras, una sopa (yo diría que era de tofu) unos bollos rellenos y fruta. Estaba bastante bueno.

Desayuno tradicional chino en Water Hotel (Pingyao, China)

Nuestro hotel está muy cerca de la puerta sur y allí hay una taquilla así que cogemos dos tickets para visitar toda la ciudad a 130¥ cada uno (unos 16€). Es algo caro, pero realmente merece la pena visitar el interior de las casas y este ticket es el único modo de hacerlo porque no venden entradas de cada atracción por separado. Vemos que tienen un datáfono así que mostramos la visa a ver si cuela y como siempre nos dicen que no: “no , no, money, money!”.

Aqui os dejamos un plano que hemos traducido a español:

Mapa de Pingyao traducido al castellano
Mapa de Pingyao traducido al castellano

A las 9:30, 11:00 y 15:30 tienen la actuación en la Oficina del Gobierno Antiguo y como ya pasan de las 9 vamos hacia allí. Si estás por ahí y justo te coincide la actuación pues bien, pero ir ex profeso solo para verlo tampoco es que merezca la pena. Dura unos pocos minutos y hablan todo el rato en chino así que no te enteras de nada. Lo que sí merece la pena es subir a la torre que cruza por encima de la calle y a la que se accede desde el interior de la Oficina de Gobierno, porque es el único punto elevado al que podrás subir dentro de la muralla, ya que la torre del tambor que se encuentra en la calle Nan Dajie está cerrada.

Desde allí volvimos a la calle principal y pasamos por varios bancos pero en ninguno de ellos te permiten sacar yuanes ni cambiar euros, así que gracias a Google Maps y a la amable dependienta de uno de los bancos localizamos un cajero ATM al lado de la puerta Oeste de la muralla (En el mapa al final del post tenéis la localización exacta por si también lo necesitáis).

A la vuelta visitamos los eslóganes del 153 de la calle Xi Da Jie, totalmente prescindibles, el Museo del banco Rishengchang y el Banco Wei Tai Hou, ambos interesantes de visitar, aunque simplemente sea para ver los bonitos patios de las casas tradicionales de Pingyao. Teníamos unas grandes expectativas de las vistas desde lo alto del museo Rishengchang pero ésta nos decepcionó bastante… Hay algún cartel en inglés con explicaciones sobre las distintas habitaciones y objetos que allí se muestran, pero nos pareció insuficiente, y en internet tampoco se encuentra demasiada información, así que en este caso si que echamos de menos tener una guía que nos explicase mas a fondo la historia tan importante de los bancos en esta ciudad.

Después de las primeras visitas, decidimos comer en De Ju Yuan sobre las 13:40. Para ser un lugar con tantos comentarios en tripadvisor no había mucha gente. Nos costó 159¥ (Unos 20€) y pedimos 3 cervezas, pollo con guindillas, pollo con setas y verduras, ambos platos muy buenos pero el de guindillas suuper picante, carne de Pingyao y 2 boles de arroz.

Pollo con setas, carne de Pingyao, y pollo con guindillas

Sobre las 14:40 salimos de comer y nos dirigimos hacia la puerta norte de la ciudad para subir a la muralla. Las vistas desde la puerta norte no son nada del otro mundo, pero solo se puede subir por la puerta norte o por la puerta sur, y se puede salir por cualquiera de estas dos o por la puerta este que da justo a la calle Yun (realmente se encuentra al sur de la ciudad). Nosotros fuimos caminando desde la norte a la sur, y el camino es bastante agotador (sobre todo con el calor del verano) así que nuestra recomendación es subir por la puerta sur que tiene sin duda las mejores vistas y bajar por la puerta este, ya que la zona entre estas dos puertas es la más bonita.

Vistas desde la puerta sur

Después del paseo por la muralla nos dirigimos hacia el Templo del Dios de la ciudad, bastante recomendable, y justo enfrente entramos al Templo de Confucio, un recinto más grande de lo que parece, con varios subtemplos en su interior. A las 18:00 ya estamos de vuelta al hotel para ducharnos y descansar, ya que ha sido un día duro de mucha caminata y mucho calor.

Sobre las 20:00 salimos a cenar. Hay una zona cercana al templo del Dios de la ciudad donde vimos varios restaurantes al aire libre en los que tienen brochetas expuestas en la entrada que puedes elegir para que te las cocinen en el momento. Nosotros cenamos en uno que indicaba “Pingyao Beef Barbacue“. Nos gustó más por el ambiente de la zona que por la comida, ya que las brochetas nosotros no las probamos porque no nos trasmitieron demasiada confianza… Pagamos 67¥ (Aprox. 8,5€) por un plato de noodles de patata muy ricos, dumplins de carne de Pingyao que no estaban demasiado buenos (la masa era como de tipo pan y tenían pinta de estar congelados) y 2 cervezas.

Noodles de patata
Dumplings de carne de Pingyao

Exterior del restaurante donde tienen las brochetas que puedes elegir

Pingyao es una ciudad muy recomendable de visitar. Nos gustó mucho pasear por las calles con esa arquitectura tan característica, entrar en los distintos lugares para visitar, y nos encantó poder pasar una noche allí y tener la oportunidad de ver la ciudad a primera hora de la mañana mucho mas vacía y por la noche con mucho ambiente. No es necesario entrar en todas las casas-museos, ya que apenas hay explicaciones en el interior y la arquitectura interior de todas ellas es muy similar. Pero es cierto que es una ciudad muy turística, llena de tiendas y de gente por todas partes. No os esperéis un Pingyao como la cabecera del post, esa foto la hicimos en una calle algo mas alejada (cerca de los Esloganes 153 Xi Da Jie).

China Día 6: Datong (Grutas de Yungang, Templo Shanhua)

Continuamos en Datong visitando la grutas Yungang, el templo Shanhua, el muro de los 9 dragones y la torre del tambor, comemos unos deliciosos dumplings y terminamos el día cogiendo un tren hasta Pingyao

Hoy tenemos un día tranquilo visitando las grutas de Yungang y el resto de la ciudad de Datong. Nos recogen la guía y el chofer a las 9:00 en nuestro hotel y a las 10:00 ya estamos entrando en las grutas de Yungang. El mega proyecto turístico del alcalde de Datong no incluye solo la reforma de la parte antigua de la ciudad (incluida la construcción desde cero de la muralla), sino que también está modernizando las atracciones turísticas, y es que lo primero que llama la atención es todo lo que han construido alrededor de las grutas: una entrada y una recepción gigantescas, un templo con 3 salones enormes rodeados de un lago, jardines… todo a lo grande y con ese aire a “port aventura” que le hace perder todo el encanto. Tardas más tiempo en recorrer todo el complejo que las propias grutas, pero una vez que llegas a ellas, no puedes dejar de mirarlas. Cada gruta te parece mejor que la anterior, es increíble la decoración que tienen por dentro, con todo ese detalle, y los colores, impresionante! Y es más que recomendable ir con guía porque hay un montón de historias y detalles en los que fijarse en cada una de las grutas que si vas por tu cuenta te perderás.

Interior de una de las grutas Yungang

A las 12:15 salimos de las grutas y volvemos a la ciudad de Datong para visitar el monasterio Shanhua. Es interesante y estaba completamente vacío, pero tampoco es imprescindible.

De nuevo nos dejamos aconsejar por la guía y sobre las 13:00 comimos en un restaurante especializado en dumplings justo en la rotonda de la torre del tambor, en el que también podías ver cómo elaboraban los dumplings a través de un cristal. Pedimos unos dumplings de gambas buenísimos, otros de cerdo tostados por la parte de abajo que también estaban muy buenos, y un pan chino que no tenía ni punto de comparación con la “fritanga de pan chino” que nos venden en los restaurantes de España… este estaba buenísimo! Esto y 2 cervezas nos costó aproximadamente 150¥ (No llega a 20€).

Dumplings de gambas

El auténtico pan chino

Terminamos de comer sobre las 14:00 y hasta las 15:00 que teníamos previsto salir hacia la estación tuvimos tiempo libre para pasear por la zona, así que nos acercamos al muro de los 9 dragones. La entrada está muy cerca del centro de la ciudad y es gratuita, pero tampoco es nada del otro mundo. Subimos también a la torre del tambor, la entrada también es gratuita y está en el centro de la ciudad así que es interesante subir para ver las vistas de las 2 calles principales.

Cuando diseñamos la ruta valoramos la opción de hacer el traslado de Datong a Pingyao en coche, pero la agencia nos recomendó el tren porque sale mucho mas barato (De la otra forma habría que pagar el chofer y el coche), es más cómodo, el tiempo de trayecto es similar, y porque durante la ruta de Datong a Pingyao no ninguna visita demasiado interesante de realizar (Teníamos anotado el paso de Yanmenguan pero, habiendo visitado ya la muralla en Pekin, en la agencia no nos recomendaron especialmente esta visita). El tren de Datong a Pingyao es un tren regional, no un tren rápido, así que el trayecto dura unas 6 horas… Hay mucha gente que toma el tren nocturno y aprovecha para hacer noche, pero nosotros no tenemos buenos recuerdos del tren nocturno de Sapa (Ver la etapa en nuestro diario de Vietnam), así que preferimos ir en el tren por la tarde y poder dormir en el hotel por la noche.

A las 16:40 sale nuestro tren y estuvimos en la estación un buen rato esperando hasta que a las 16:10 abren las puertas. ¡¡¡Sálvese quien pueda!!! Después de codazos y empujones a los que ya nos estamos acostumbrando en las colas chinas conseguimos pasar el torno y entrar en el tren. Hay poco sitio para las maletas así que es recomendable ponerse pronto en la “cola”. Tenemos cama dura (cuando compramos el billete ya no quedaban plazas en cama blanda) y la verdad es que no está mal porque sí que tiene colchón, no es tan dura 🙂 . Hay 3 niveles de literas y nosotros tenemos la planta de abajo que es la más cómoda porque puedes ir sentado durante todo el trayecto y tiene una mesita entre las dos camas. Los pisos superiores no tienen suficiente altura como para ir sentado, así que la gente que tiene esas camas utiliza unos asientos abatibles en el pasillo. Un dato importante: En el vagón no hay enchufes así que procurad cargar el móvil a tope antes de entrar porque son 6 largas horas de viaje.

Tren de Datong a Pingyao

Sobre las 21:00 apagan las luces del tren para que la gente pueda dormir. No te tienes que preocupar en quedarte dormido y saltarte la parada porque el revisor lleva apuntados todos los billetes y se encarga de avisarte en la parada anterior a la tuya (eso sí… el revisor no tiene ni papa de inglés, pero con un simple gesto es suficiente 🙂 ).

Llegamos a Pingyao a las 00:11 y la verdad es que, cómo ya íbamos mentalizados, el trayecto no se nos hizo tan largo. El chofer vino a recogernos a la estación, y nos llevó directamente al hotel. A esas horas las calles están completamente muertas… los coches no pueden entrar en la zona interior de la muralla pero parece que fuera del horario comercial sí es posible porque vimos un montón de coches descargando mercancía en las tiendas y nuestro chofer nos dejó justo a la puerta de nuestro hotel, Water Hotel (89€ la noche), en plena parte antigua de la ciudad.

China Día 5: Datong (Templo colgante, Pagoda de Madera de Yingxian, Monasterio Huayan)

Hoy nos despedimos de Pekín y volamos hacia nuestra siguiente parada: Datong, donde visitamos el templo colgante, la pagoda de madera más antigua que se conserva en China, y el monasterio Xia Huayan

Hoy nos despedimos de Pekín y volamos hacia nuestra siguiente parada: Datong. Quedamos con la guía de China Highlights a las 4:00 en el hall del hotel para ir al aeropuerto ya que nuestro vuelo sale a las 7 de la mañana. A esas horas no hay nada de atasco así que llegamos al aeropuerto en solo 30 minutos y a las 5:10 ya habíamos hecho el check in de las maletas.

Aún tenemos las IC card y el día anterior en la taquilla de la estación de metro nos dijeron que se devolvían en el aeropuerto así que nos dirigimos hacia los carteles de airport express buscando la taquilla, pero nuestro gozo en un pozo cuando vemos que a esas horas está cerrada… abren a las 6! así que no nos arriesgamos y aunque perdemos los 40¥ de la fianza vamos ya al control de seguridad. El control es bastante exhaustivo, te hacen sacar todos los aparatos electrónicos y baterías de las bolsas de mano y cachean a todo el mundo de uno en uno. Nosotros llevábamos una batería externa y no nos la dejaron pasar porque no indicaba en ningún sitio los vatios que tenía, así que si queréis llevar una batería portátil a china revisad que tenga una pegatina con las especificaciones.

Aterrizamos en Datong a las 8:15 y allí nos espera nuestra siguiente guía: Michelle, una de las mejores guías que tuvimos durante todo el viaje: amable, pendiente en todo momento de nosotros, nos recomendó buenos lugares para comer, y hablaba perfectamente inglés (en Datong no existen guías en español).

Desde el aeropuerto vamos directos al templo colgante Xuan Kong Si y llegamos allí sobre las 10 de la mañana. Hay un número máximo de personas que pueden permanecer al mismo tiempo en el templo, así que por lo visto a primera hora de la mañana hay bastante cola para acceder, pero cuando nosotros llegamos ya no tuvimos que esperar. La guía nos comentó que a partir de las 11 comienza a dar la sombra en el templo y no se ve tan bonito así que parece que las 10 es la mejor hora para visitarlo.

Templo colgante Xuan Kong Si

Estrechos pasillos colgantes en el templo Xuan Kong

El templo está literalmente colgando del acantilado, y los pilares que parece que lo “sujeten” se añadieron después para que a la gente no le diese miedo subir, pero realmente no aguantan ninguna carga. Es muy estrecho, apenas cabe una persona en la ruta que recorre los pasillos así que la visita se hace en fila de a uno. Merece mucho la pena verlo, es impresionante!

Desde allí nos dirigimos al Templo de Fogong para visitar la pagoda de madera más antigua que se conserva en China​. Nos gustó bastante y estaba vacía de gente, algo que siempre nos encanta. No es tan imprescindible como el templo colgante pero creemos que es interesante verla si pasas por la zona, eso sí, no penséis en tener buenas vistas porque para poder conservarla no permiten acceder al interior de la pagoda ni por supuesto subir.

A las 12:30 salimos del templo buscando un sitio para comer. Alrededor de la entrada del templo hay bastantes tiendas y bares pero la guía nos recomendó ir mejor a un restaurante grande (parece que formaba parte de un hotel) donde tienen muchos platos para elegir. No recordamos el nombre pero en el mapa al final del post podéis ver la ubicación. Pedimos un plato de cerdo con setas muy bueno, dos tortillas rellenas de cerdo que también estaban buenas, unas berenjenas, arroz y 2 cervezas, todo por 100¥ (unos 13€).

Plato de cerdo con setas

Torta rellena de cerdo

Después de comer y aproximadamente a 1 hora en coche llegamos al hotel, Garden Hotel (66€ la noche), un hotel limpio y sobre todo super bien situado, justo al lado de la torre del tambor. Descargamos las mochilas y fuimos a dar una vuelta por la renovadísima parte vieja de Datong. Es increíble la remodelación que se ha montado el alcalde de esta ciudad… aunque sea un “port aventura” de edificios vacíos a medio construir, la verdad es que es una zona agradable para pasear y para salir a cenar.

Llegamos hasta el monasterio Xia Huayan sobre las 16:30. El precio de la entrada es de 65¥ y el horario de verano (15 de abril al 15 de octubre) es de 8:00 a 18:00 y de invierno de 8:00 a 17:00. Lo que más nos gustó fue que en una pequeña “capilla” que hay al fondo estaban los monjes rezando con varias personas del pueblo. Había seguridad en la puerta para que los turistas no entrásemos a molestar pero está abierto al exterior así que desde la explanada de fuera se puede ver perfectamente la ceremonia y disfrutar de los hipnóticos cantos de los monjes. Después del momento “zen” subimos a la pagoda. Las vistas desde aquí son muy interesantes sobre todo porque, hasta que reformen por completo la ciudad, se pueden ver las zonas de casas derruidas que todavía no han restaurado (que no se parecen ni de lejos a las nuevas…), y al fondo, después de la muralla, se ve la gran cantidad de enormes bloques de edificios de estilo comunista que también están construyendo por decenas.

Vistas desde la pagoda del monasterio Xia Huayan. Al fondo a la izquierda la renovada plaza Hongqi y a la derecha las casas originales antes de la reforma

Fuimos al hotel a descansar y darnos una ducha y sobre las 20:00 salimos a cenar. Hay un buen ambiente por la zona, muchas familias con niños, y en la plaza una especie de coches de choque al aire libre, curioso para dar un paseo.

Fuimos a cenar a Fenglin Ge sobre las 20:40 y aunque parecía que había mucha cola, en 5 minutos ya entramos a sentarnos. Los camareros no hablaban inglés, pero sí que tienen menú en inglés y con fotografías así que no tuvimos grandes problemas en conseguir entendernos. Pedimos unos dumplings “beef mix” de 9 unidades (90¥), otros dumplings de 5 (56¥), un pescado frito que recordaba muchísimo al típico pollo al limón que comemos en los restaurantes chinos de España, un entrante, 2 cervezas y un zumo. Para pagar hay que coger el cartel que está en la mesa con un código QR y llevarlo a la caja. En total pagamos 496¥ (poco mas de 60€), algo caro para ser china… La comida estaba buena (sobre todo los dumplings). Eso sí, merece la pena pasearse por el restaurante, ya que tiene muchos pasillos y recovecos, e incluso puedes ver a través de un cristal la cocina donde preparan sus famosos dumplings.

Elaboración de dumplings

Pescado frito y dumplings

Nuestro Top #66SSIFF

Nuestro ranking de las mejores películas que hemos visto durante la 66 edición del Festival de Cine de San Sebastián. Esto incluye toda la Sección Oficial y alguna que otra de Perlak, New Directors y Horizontes latinos.

En este ranking incluimos las mejores películas (obviamente según nuestro criterio subjetivo) entre las más de 30 películas que hemos visto durante la 66 edición del Festival de Cine de San Sebastián. Esto incluye toda la Sección Oficial y alguna que otra de Perlak, New Directors y Horizontes latinos.

Hay varias películas que no hemos podido ver y que por ello no hemos podido valorar para entrar en el ranking, por ejemplo: Roma, Blackkklansman, Capernaum, Viaje al cuarto de una madre o Cold War.

1
poster Petra
Petra (Jaime Rosales, 2018, España)
2
poster First Man
First Man (Damien Chazelle, 2018, Estados Unidos)
3
poster Cold November
Cold November (Ismet Sijarina, 2018, Kosovo)
4
poster The Sisters Brothers
The Sisters Brothers (Jacques Audiard, 2018, Francia)
5
poster Malos tiempos en El Royale
Malos tiempos en El Royale (Drew Goddard, 2018, Estados Unidos)
6
poster Pájaros de Verano
Pájaros de Verano (Ciro Guerra, Cristina Gallego, 2018, Colombia)
7
poster El Ángel
El Ángel (Luis Ortega, 2018, Argentina)
8
poster La Noche de 12 Años
La Noche de 12 Años (Álvaro Brechner, 2018, Uruguay)

66 Zinemaldia, entre la reivindicación del humor y el riesgo en la programación

La gala de inauguración del Festival Internacional de Cine de San Sebastián ya presagiaba que su 66 edición sería diferente. Y es que este año el Zinemaldi ha innovado, y ha asumido riesgos

La gala de inauguración del Festival Internacional de Cine de San Sebastián ya presagiaba que su 66 edición sería diferente. Y es que este año el Zinemaldi ha innovado, y ha asumido riesgos, desde el guión satírico y cargado de auto-parodia donostiarra de Borja Cobeaga, Diego San José y Borja Echevarría en boca de una inspirada Belen Cuesta la primera noche del Kursaal, hasta la programación de una Sección Oficial con una diversidad de géneros y estilos poco habitual, pasando por el nuevo diseño de los galardones. Pese a cierto sector crítico tendente a la hipersensibilidad, la jugada le ha salido bien a Rebordinos. Se ha hablado, y se hablará, de esta edición, marcando una tendencia de lo que (ojalá) nos espera los próximos años. Reivindicar, el humor, o cualquier otra causa que lo merezca, es síntoma de una sociedad aún despierta.

Obviamente no podía falta el glamour que acompaña a las estrellas internacionales. Y este año no han sido pocas. A los tres premios Donostia que se han otorgado este año, Danny DeVito, Judi Dench y el director japonés Hirokazu Koreeda (primer cineasta asiático en recibir este reconocimiento), se han sumado las visitas Ryan Gosling, que protagoniza “First Man” – “El Primer Hombre” (Sección Perlas), una película que narra la historia de Neil Amstrong y la misión de la NASA que le llevó a ser el primer hombre en pisar la luna; Robert Pattinson que acudió junto con Juliette Binoche, Mia Goth y la directora Claire Denis a presentar “High Life” (Sección Oficial), que acabó recogiendo el Premio Fipresci de la crítica internacional por esta ciencia ficción ambientada en el espacio donde un grupo de jóvenes convictos forman parte de un experimento científico en contra de su voluntad; Bradley Cooper, que presentó su ópera prima como director, “A Star is Born” – “Ha nacido una estrella” (Sección Perlas – Fuera de Concurso), que protagoniza junto a Lady Gaga; o Chris Hemsworth presentando la película de clausura  “Bad Times at the El Royale” – “Malos tiempos en El Royale” (Sección Oficial – Fuera de Concurso), un thriller sangriento habitualmente más propio de la Semana de Terror o de Sitges (donde por cierto acabó proyectándose también en el último maratón sorpresa) pero que muestra los nuevos terrenos que está dispuesto a explorar el Festival para llegar a un público más amplio.

Robert Pattinson y Mia Goth en la presentación de High Life en 66SSIFF

Robert Pattinson y Mia Goth en la presentación de High Life

Bradley Cooper en la rueda de prensa de A Star is Born en 66SSIFF

Bradley Cooper en la rueda de prensa de A Star is Born

Además de las presencias internacionales, algunos de nuestros mejores actores y directores también han pisado la alfombra roja del Festival. En la Sección Perlas se ha presentado (tras su pase por la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes) una de las mejores propuestas de esta edición, “Petra“, la última película de Jaime Rosales con la que el director trata de reconciliarse con el público pero sin conceder demasiado espacio a los convencionalismos.  La cinta resulta magnética de una forma extraña y agradable a la vez, cargada de giros narrativos y recursos fílmicos que derivan en una trama cada vez más impredecible según avanza el metraje. La protagoniza una Bárbara Lennie en el registro en el que siempre deslumbra, que reconocía que gran parte de los diálogos fueron improvisados, lo que ayudó a la extrema naturalidad de las interpretaciones. También las actrices Najwa Nimri, Eva Llorach, Carme Elías y Natalia de Molina han acudido a San Sebastián para acompañar a Carlos Vermut en la presentación de su esperada nueva película, “Quién te cantará“, que ha cosechado el Premio Feroz a la mejor película de la Sección Oficial, otorgado por la Asociación de Informadores Cinematográficos de España. También en Sección Oficial a concurso se ha presentado “El Reino“, un thriller político dirigido por Rodrigo Sorogoyen que ya pasó por Toronto y en el que destaca, como viene siendo habitual, la gran actuación de un Antonio de la Torre que da vida a un político español involucrado en una trama de corrupción que recuerda demasiado a la triste realidad española de los últimos años. De la Torre presentaba por partida doble en esta edición, ya que también protagoniza “La noche de 12 años” (Sección Horizontes Latinos), coproducción española que ya fue presentada en Venecia y en la que encarna al uruguayo Pepe Mújica durante su cautiverio político, acompañado de otro actor que también defendía dos cintas este año, Chino Darín.

Antonio de la Torre y Chino Darín presentando La Noche de 12 Años en los encuentros TCM

Antonio de la Torre y Chino Darín presentando La Noche de 12 Años en los encuentros TCM

 

El hijo del “Bombita“, otro asiduo al festival que por cierto se encargó de inaugurar el de este año con su comedia romántica “El amor menos pensado” (Sección Oficial), traía “El ángel” (Sección Perlas) después de pasar por Cannes y coproducida por El Deseo (la productora de Pedro Almodóvar, que también se dejó ver por la capital donostiarra), una historia sobre los inicios de Carlos Robledo Puch, el delincuente que más tiempo lleva en prisión en la historia de Argentina, interpretado de manera sobresaliente por el joven Lorenzo Ferro (que sorprendentemente, según él mismo ha comentado, éste ha sido su primer trabajo remunerado).

Pero no sólo por elencos de renombre triunfan las películas. Que se lo digan a Isaki Lacuesta, que con su “Entre dos aguas“, una historia a caballo entre el drama social y el documental, que alguno ha denominado “falsa realidad”, que se sitúa doce años después de “La leyenda del tiempo” y que narra el reencuentro de Isra y Cheíto tras la salida del primero de ellos de la cárcel, ha logrado el reconocimiento de crítica (fue la mejor valorada en la quiniela de El Diario Vasco) y jurado, logrando la Concha de Oro de esta edición.

El equipo de de Entre dos aguas con la Concha de Oro a la Mejor Película en S66SSIFF

El equipo de de Entre dos aguas con la Concha de Oro a la Mejor Película

Siguiendo con el palmarés de la Sección Oficial, la Concha de Plata a la Mejor Actriz ha sido para Pia Tjelta, por su actuación en “Blind Spot“, película rodada en un único plano secuencia en la que la actriz interpreta a la madre de una adolescente durante un trágico accidente. La Concha de Plata al Mejor Actor ha recaído en Dario Grandinetti, por su actuación en “Rojo“, película gran triunfadora esta edición llevándose también los premios a la Mejor Dirección y a la Mejor Fotografía. El premio al Mejor Guión de esta edición ha sido otorgado ex aequo a las películas “L’homme fidèle“, una comedia dramática de producción francesa, y “Yuli“, un biopic del bailarín cubano Carlos Acosta en manos de la directora española Iciar Bollaín.

Fuera de Sección Oficial, el público ha premiado con sus votos en la Sección Perlas al film de animación “Un día más con vida“, de producción polaco-española que narra la cobertura del periodista Ryszard Kapuściński durante la guerra civil de Angola en los años 70, seguido muy de cerca (a tan sólo 1 centésima) de “Capharnaüm“, un drama sobre la infancia del Líbano que ya ganó el premio del jurado en Cannes este mismo año. Por su parte, el jurado joven ha premiado a “Viaje al cuarto de una madre” en la Sección Nuevos Directores, segunda película de la directora Celia Rico protagonizada por Anna Castillo y Lola Dueñas.

Más allá de películas y palmareses, esta edición no ha estado exenta de ciertas polémicas. Y es normal dado el volumen y relevancia que está adquiriendo el Festival año tras año. La primera relativa al insuficiente número de proyecciones reservadas para prensa y acreditados, claramente patente el día que llegaron a estar programadas a la misma hora tres de las películas más esperadas de esta edición (“Blackkklansman“, “The Sisters Brothers” y “Roma“), y que degeneró en un mal clima que provocó alguna situación incómoda en las colas de entrada de los Cines Príncipe. En palabras posteriores del propio director del Festival, sabio reconociendo errores, “la solución pasará por quitar proyecciones del público porque no hay más salas en la ciudad”.

Los famosos tampoco se han librado de cierta queja popular, como la generada por la fugaz llegada de Pattinson al María Cristina dejando con un palmo de narices a las hordas de fans que llevaban horas de espera. Como es habitual, las plataformas digitales también se han visto envueltas en algún pequeño conflicto, como el “embargo” que impuso Netflix a las entrevistas de Alfonso Cuarón, que venía a presentar “Roma” de forma paralela a la organización del Festival. Sin embargo, como público resulta de agradecer la manifiesta voluntad por ambas partes (Festival y Plataformas) por entenderse y seguir madurando un modelo de relación beneficioso para todos a largo plazo. Un ejemplo de ello ha sido la participación en Sección Oficial (fuera de concurso) de la nueva serie de Enrique Urbizu para Movistar+, “Gigantes“, en la que José Coronado interpreta al patriarca de una familia criminal, y que recoge el testigo del gran thriller castizo de los últimos años.

En definitiva, una inteligente combinación de elementos que sorprendentemente se han conjugado a las mil maravillas, desde la heterogénea y atrevida programación de películas (con una potente incursión en el cine de género) hasta el aluvión de estrellas hollywoodienses, pasando por la consolidación de la presencia de las nuevas plataformas digitales, han convertido a la 66 en la mejor edición de los últimos años y que posicionan al Festival a la vanguardia del cine (y de la cultura en general) que está por llegar.

China Día 4: Pekín (Gran Muralla, Calle de los Fantasmas)

Hoy hacemos una de las visitas estrella: La Gran Muralla China. Probamos el Hot Pot y nuestro restaurante favorito del viaje: Din Tai Fung, para terminar la noche en la calle de los fantasmas comiendo cangrejos extra picantes

Hoy madrugamos para una de las visitas estrella de este viaje, la Gran Muralla, catalogada como una de las 7 maravillas del mundo moderno (y la 3ª que tendremos la suerte de conocer después de Chichén Itzá en México y Taj Mahal en India).

Salimos del hotel a las 7:30, donde habíamos quedado con nuestra guía (habíamos contratado esta excursión con China Highlights), y tras hora y media de viaje en coche llegamos a la zona de aparcamiento de uno de los tramos visitables de la muralla (nosotros escogimos el de Mutianyu, ya que suele estar menos concurrido que el popular Badaling, eso sí, al tener más desniveles requiere algo más de desgaste físico). Desde el aparcamiento hasta la muralla toca subir, gran parte del trayecto se hace en autobús, un tramo andando que se hace algo durillo, y finalmente en teleférico (como habíamos madrugado no encontramos nada de cola, y parece que se suele generar bastante atasco aquí, con esperas de hasta 40 mins, por lo que recomendamos ir pronto), en total media hora hasta que nos encontramos finalmente andando sobre la muralla! Nos sorprendió el perfecto estado en el que se encuentra, obviamente resultado de las labores de restauración y mantenimiento. Dado el tiempo limitado de vista que nos habíamos dispuesto, teníamos que decidir si andar el tramo derecho o el izquierdo. La guía nos recomendó el izquierdo porque al final había mejores vistas, así que seguimos el consejo, a pesar de que se intuía a lo lejos un tramo final que parecía elevarse bastante. Tampoco sería tan duro no?

El tramo que teníamos que recorrer: hasta la primera torre de las empinadas escaleras que se ven al fondo (Mas allá de esa torre la muralla está cerrada a los turistas)

Con ese pensamiento arrancamos rumbo a las vistas, y casi todo el recorrido lo llevamos bien, pero es cierto que el último tramo es todo escaleras bastante empinadas que requieren hacer paradas cada diez escalones. Una vez arriba se cumplieron expectativas. Espectacular. Tras hora y media de caminata por la muralla, ida y vuelta, a las 11:00 estábamos bajando en el teleférico (y pudimos verificar la enorme cola que ya había para subir).

De regreso a Pekín (nos habíamos alejado casi 90 km), teníamos previsto aprovechar para parar casi a mitad de camino y visitar las tumbas de la dinastía Ming, donde se encuentran las tumbas de trece de sus dieciséis emperadores. De todas ellas nosotros visitamos la Tumba de Chang Ling. Si tienes tiempo y te pilla de paso, bien, pero si no, el recinto no tiene nada imprescindible. Al salir compramos en uno de los puestecillos de fruta un par de melocotones rosas que tantas veces ya habíamos visto, y además de refrescarnos estaban riquísimos! Diferentes a los que tenemos en España.

Ya en Pekín, a eso de las 15:00, decidimos comer en el restaurante Donglaishun (en el centro comercial APM de la calle Wangfujing), que nos había recomendado nuestra guía, especializado en el tradicional plato Hot Pot. El plato consiste en cocer tú mismo en agua hirviendo diferentes tipos de vegetales, carnes y pescados (todo en el mismo agua). La verdad es que nos pareció curioso pero no nos entusiasmó demasiado (como no sabíamos si fue por el restaurante o por el tipo de cocinado, decidiríamos volver a probar este plato más adelante durante el viaje en otro restaurante, pero la conclusión sería la misma), y tampoco resulta demasiado barato, fueron 194¥ y pedimos poca cantidad: un plato de carne, uno de setas y otro de col china.

Hot pot en el restaurante Donglaishun (Pekín, China)

De hecho, nos quedamos con hambre, así que según íbamos saliendo del centro comercial, nos encontramos con que la cadena taiwanesa Din Tai Fung (de la que habíamos leído buenas críticas durante la preparación del viaje) tenía un local en la planta inferior y decidimos entrar a pedir un par de platos para probarlo. Sin exagerar, esta cadena cocina los mejores dumplings que hemos comido nunca (de hecho repetiríamos otro par de veces en esta cadena durante el viaje, la segunda vez en Shanghai y la tercera en Hong Kong, donde además vimos que llegaron a mantener una estrella Michelín).

El mejor dumpling que hemos comido nunca, en el restaurante Din Tai Fung

Pedimos dumplings de pollo con kimchi y de cangrejo, arroz con gambas (impresionante) y de beber un zumo de naranja y un té frío con pomelo y miel (las bebidas al nivel de la comida). Todo por 207¥. Esto nos pareció barato teniendo en cuenta la calidad de lo que comimos, y el atento y amable servicio del restaurante.

Dumplings y arroz en el restaurante Din Tai Fung

Té frio té frío con pomelo y miel

Con la barriga llena, y con cierto cansancio acumulado de la paliza del día anterior y del paseo por la muralla de la mañana, volvemos al hotel a descansar algunas horas. Decidimos salir a cenar a la Calle de los Fantasmas (Gui Jie), famosa por su amplia oferta de restaurantes 24h (lo del nombre viene porque durante la dinastía Qing, el transporte de cadáveres para su entierro a las afueras de la ciudad pasaba por aquí, y acabó convirtiéndose en una zona de empresas mortuorias). Nos sorprendió mucho esta zona, no sólo por la cantidad de restaurantes, sino por la cantidad de gente que había esperando con su número sentada en banquetas en la calle. Es algo absolutamente exagerado que cuesta de creer si no lo ves: nosotros cogimos número en el primero que vimos, Huda Restaurant, y no dábamos crédito, nos dieron el 410 y había 248 mesas esperando delante de nosotros!!! Obviamente no nos quedamos esperando (cuando regresamos al hotel aproximadamente 2 horas después, aún quedaban más de 60 números por delante del que sería el nuestro), y continuamos andando en busca de otro con menos gente, pero que tampoco estuviera vacío (por aquello de fiarte de donde veas comer a la gente local). Al final nos dimos cuenta que ese primer restaurante con tanta gente esperando, tiene varios más en la misma calle, y todos ellos con mucha cola (por algo sería…), así que buscamos el que tuviera menos gente, Huda Restaurant (Guijie 2nd), y ahí que nos pusimos a esperar (de nuevo, tratando de entender la pronunciación de los números en chino según llamaban, porque inglés cero, y ese era el único de todos los locales que no tenía una pantalla avisando de los turnos). “Sólo” tuvimos que esperar 40 minutos… Estos restaurantes (y en general toda la zona) están especializados en cangrejos picantes “Ma Xiao”. Pedimos cangrejos y ancas de rana, los dos platos aparentemente con el mismo aderezo, un par de vieiras y una jarra de zumo. Como nos encanta el picante nos empezamos a relamer los labios para degustar la especialidad. Pues bien, nos resultó absolutamente imposible. No es que toleremos el picante, es que nos apasiona (y no sólo el picante de España, sino el que hemos probado en países como India, México, Tailandia, …), pero este plato pudo con nosotros. Alucinábamos con los comensales de las mesas de al lado cómo chupaban y devoraban los platos, cuando nosotros a duras penas mordíamos con los dientes la carne intentando no mojar la salsa para no perder más sensibilidad en los labios. La cuenta nos salió por 232¥.

Cangrejos picantes en el restaurante Huda

Ancas de rana picantes en el restaurante Huda

Sobre las 22:30 volvimos al metro rumbo al hotel, y siendo nuestra última noche en Pekín, antes de salir pretendimos devolver las tarjetas IC y recuperar la fianza, pero nos dijeron que sólo se podía hacer en el aeropuerto (lo que no sabíamos es que las taquillas del aeropuerto abrirían después de que embarcásemos en el avión rumbo Datong…).

China Día 3: Pekín (Ciudad Prohibida, Templo de los Lamas, Lago Houhai, Wangfujing)

Cambiamos los planes debido al tifón y visitamos la Ciudad Prohibida, la calle Nan Luo Gu Xiang, el templo de los Lamas y la zona del lago Houhai para terminar el día cenando en el famoso mercado nocturno de Wangfujing

Hoy teníamos prevista la excursión con China Highlights a la Gran Muralla, pero nuestra persona de contacto en la agencia nos advirtió el día anterior que se aproximaba un tifón a Pekín y que la muralla se encontraba cerrada porque parece ser que “puede resultar peligroso” con intensa lluvia. Así que acordamos retrasar la excursión y tras reorganizar nuestra agenda (incluida la cancelación de las entradas que teníamos reservadas por internet para el día siguiente a la Ciudad Prohibida, puesto que lo adelantaríamos a hoy), salimos del hotel sobre las 8:30 con las pilas cargadas (hoy iba a tocar caminar bastante)… y la mitad del día con el paraguas!

La primera parada sería la Plaza de Tiananmen, la segunda plaza más grande del mundo y escenario de hechos históricos como la proclamación de la República Popular de China por Mao Zedong en 1949 y la violenta represión a la revuelta estudiantil contra ese régimen 50 años después. Llegamos antes de las 9:00 y ya había muchísima gente. Para acceder a ella hay controles de seguridad que piden incluso pasaportes. Esto no lo habíamos anticipado y los habíamos dejado en la caja fuerte del hotel, pero afortunadamente llevábamos una foto de los mismos en el móvil, y pareció suficiente.

Ya dentro de la plaza, nos fuimos acercando hasta el centro de la misma, donde acababa la cola (de turistas/peregrinos chinos) para entrar a la tumba de Mao. A primera vista no parecía una cola demasiado larga y parecía avanzar rápido. Lo segundo podía ser cierto, pero según íbamos avanzando por uno de los laterales del edificio comprobamos que la cola realmente lo bordeaba, así que si en algún momento se nos ocurrió entrar a visitarlo, inmediatamente se disipó esa idea. Hay que decir que, como era de esperar por el anuncio de tifón, estaba lloviendo muchísimo, pero no parecía amedrentar a los locales deseosos de, por tributo o curiosidad, ver el cuerpo embalsamado del líder de la revolución comunista.

Parte de la cola de entrada al mausoleo de Mao Zedong en la plaza Tianmen

Frente a la Plaza se encuentra la entrada sur del Palacio Imperial, al que accedimos a través de la llamada Puerta de la Paz Celestial (o Puerta de Tiananmen), vigilada por un enorme retrato de Mao en homenaje al discurso de proclamación de la República que pronunció desde ella. Las dimensiones y las restricciones de acceso (reservado sólo a la familia imperial hasta comienzos del S.XX) de este recinto bien le merecen el nombre de “Ciudad Prohibida”. La verdad es que con el cambio de planes por el tifón, al no haber podido sacar las entradas por internet con anticipación para este día y por los comentarios que habíamos leído previamente, temíamos encontrarnos largas colas en las taquillas pero afortunadamente no fue así. Aquí también nos pidieron pasaporte, pero de nuevo con la foto que llevábamos en el móvil fue suficiente. Cogimos dos audioguías por 50¥ cada una (aquí no requerían fianza como en el Palacio de Verano, pero igualmente no funcionaban del todo bien).

Audioguía con localización automática en el Palacio Imperial

A pesar de la lluvia y la aglomeración de turistas (casi todo chinos), pudimos disfrutar la visita de una sucesión de puertas, plazas y salones, cada cual más espectacular, y tras algo menos de dos horas, salimos por la puerta norte dispuestos a subir la Colina del Carbón (Parque Jingshan) situada justo enfrente. Hay distintos itinerarios bien señalizados en el parque para el ascenso. Nosotros optamos por el más recto y, por lo tanto, más empinado, a través de unas escaleras rodeadas de vegetación, pero no resultó demasiado duro (eso sí, ojo a los mosquitos) y las vistas panorámicas desde arriba de la Ciudad Prohibida merecen la pena.

Vistas al Palacio Imperial desde el Parque Jingshan

Bajamos de la colina por un camino distinto para salir por la puerta este e ir rodeando el parque hacia el norte y parar a comer en el restaurante Man fu Lou (bastante bien valorado según tripadvisor), pero lamentablemente le encontramos cerrado. No nos dio la impresión que fuese por el día/hora, sino que parece llevar bastante tiempo cerrado y, consultando posteriormente tripadvisor (donde aun figura como abierto), podría ser así porque los últimos comentarios son de 2017.

Así que con el estómago vacío continuamos andando hasta la siguiente parada: la calle Nan Luo Gu Xiang, un hutong renovado repleto de tiendas. La verdad es que no nos pareció que tuviese demasiado encanto, y tampoco había demasiada oferta de restaurantes, así que finalmente improvisamos y acabamos entrando en uno especializado en noodles sobre las 13:00. Nos dejamos recomendar por el que parecía el responsable del establecimiento, y además de unos noodles pedimos un pescado (tilapia), un batido de coco y una cerveza, todo por 105Y. Nos gustó bastante. El pescado aliñado con las típicas guindillas que encontramos en muchos sitios durante el viaje, super picante, y el batido con las gelatinas en el fondo y galletitas por encima.

Noodles y Tilapia en un restaurante de la calle Nan Luo Gu Xiang

Salimos callejeando por los hutongs de la zona y, aunque acabábamos de comer, teníamos una parada obligada prevista en la cervecería Great Leap. Tienen una carta de cervezas artesanas muy amplia, nosotros pedimos un par de pintas que nos gustaron bastante que nos costaron 75¥ (algo caro para ser Pekín, pero este local parece orientado para clientela más internacional).

Continuamos la jornada cogiendo el metro rumbo al Templo de los Lamas, que no nos dio tiempo a visitar el día anterior. Llegamos sobre las 15:30 y tardamos menos de 1h en visitarlo. Se considera el templo budista tibetano más importante que existe fuera del Tíbet, y nos gustó bastante.

Al salir teníamos que coger el metro en la misma parada para volver a la zona de los hutongs donde habíamos comido para visitar las Torres del Tambor y la Campana pero, ya que estábamos enfrente a la calle Guozijian, de la que habíamos leído ser “una de las mejores calles antiguas en Beijing” y en la que se encuentra la entrada del Templo de Confucio (al que no pensábamos entrar porque parece decepcionar a los visitantes, según habíamos leído), decidimos recorrerla y coger una parada de metro más lejana. La verdad es que vimos calles con muchísimo más encanto y, además de suponernos una caminata que empezaba a hacer mella en las fuerzas, nos llevó demasiado tiempo de forma que no pudimos llegar a tiempo (llegamos justo a las 17:00) para entrar y subir a lo alto de la Torre del Tambor, como nos habría gustado. Nos conformamos con las vistas desde abajo, y nos dirigimos inmediatamente a la zona del Lago Houhai. Así como el día anterior vimos que Sanlitun era la zona de fiesta de los occidentales expatriados, Houhai está reservado para los locales. Aunque era relativamente pronto, resultaba muy curioso ver junto al lago la hilera de bares de música en directo / karaokes con las puertas abiertas y los altavoces con un volumen altísimo, tanto que decidimos ni siquiera entrar y sentarnos a tomar algo. También es cierto que tras la caminata del día estábamos muy cansados, y los calcetines y zapatillas aún estaban empapados de la lluvia, así que decidimos volver al hotel.

Tras una ducha y descansar un poco, salimos del hotel con idea de cenar en el mercado nocturno de Wangfujing. Aunque habíamos leído que los puestos de insectos habían sido cerrados por la administración por motivos de salubridad, la verdad es que sigue habiendo varios que venden escorpiones, grillos, gusanos, y hasta estrellas de mar. Muchos de los insectos ensartados vivos que cocinan a la plancha a modo de pincho moruno. Pese a que no hay ningún cartel en inglés, y tampoco parecen hablarlo los tenderos, da la impresión que este tipo de “aperitivo” está más destinado a los turistas extranjeros que buscan “la foto” que a satisfacer los gustos locales, así que como solemos hacer, nos fijamos en los puestos aparentemente más demandados por los locales y fuimos probando: albóndigas en salsa, tortilla de cebolla, pinchos de cordero y cerdo,… Nos apasiona la comida callejera, y no solemos hacer ascos a nada, pero nada de lo comimos en este mercado nos sorprendió.

Cena en el mercado nocturno de Wangfujing

Salimos del mercado sobre las 22:00 (aún quedaba gente), y regresamos al hotel rumbo a la cama, no sin antes parar a tomar una copa en el bar del hotel (aprovechando que aún estaba abierto, ya que cerraban demasiado pronto: a las 22:30) para despedir un día agotador.

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