Lo primero que hay que decir es que sí, son muchos kilómetros, pero no se nos hicieron pesados. En cada etapa haríamos unos 400Km de media, pero la ruta está plagada de puntos de interés (estaciones de servicio, museos, señales, puentes, murales, cafeterías, tiendas, …) así que cada media hora puedes parar porque tienes algo que ver. Obviamente al final son muchas horas acumuladas en coche, por lo que es importante que o bien no te desagrade conducir o bien puedas hacer turnos con otros compañeros de viaje. Y si quieres darte el capricho de recorrer la ruta con un descapotable, nosotros recomendamos el Ford Mustang frente al Chevrolet Camaro. El Mustang tiene mejores prestaciones, pero sobre todo, tiene un maletero lo suficientemente espacioso como para poder llevar una maleta grande y un par de mochilas, incluso con la capota plegada. El Camaro, en cambio, no solo es que se quede sin maletero al recoger la capota, sino que la apertura del mismo es tan estrecha que ni siquiera puedes meter una maleta (en el tramo de Las Vegas – Los Angeles – San Diego, que nosotros hicimos con el Camaro, tuvimos que llevar la maleta en los asientos de atrás).

Maletero del Mustang con nuestra maleta de 75cmx52cmx31cm. La maleta entraba por el hueco muy justita, pero una vez dentro había espacio de sobra para mochilas o bolsas.
Maletero del Mustang con nuestra maleta de 75cmx52cmx31cm. La maleta entraba por el hueco muy justita, pero una vez dentro había espacio de sobra para más mochilas o bolsas.

Maletero del Camaro preparado para que la capota pueda abrirse. Nuestra maleta no cabía ni por el hueco. La bolsa que se ve es la tienda de campaña que mide 45cmx20cmx13cm
Maletero del Camaro preparado para que la capota pueda plegarse. Nuestra maleta no cabía ni por el hueco. La bolsa que se ve es la tienda de campaña que mide 45cmx20cmx13cm

Nosotros planificamos hacer la Ruta en 12 etapas, y añadimos 3 noches en Chicago, 3 en Las Vegas y 4 en Los Angeles. Por la fecha de los billetes de avión de vuelta podríamos haber pasado una noche más en Los Angeles, pero decidimos en su lugar añadir San Diego como final de viaje (aunque no tiene nada demasiado interesante que visitar). No obstante, si tuviésemos que planificarlo ahora, habríamos añadido 1 etapa más en la Ruta, ya que una de ellas se nos hizo algo pesada (concretamente la segunda, de Springfield-Illinois a Springfield-Missouri), y habríamos quitado una noche en Las Vegas o la de San Diego.

La Ruta 66 marcada en negro, y los puntos en los que nosotros pasamos noche
La Ruta 66 marcada en negro, y sobre ella los puntos en los que nosotros pasamos noche
  • Etapa 1 (Ruta 66): Chicago (Illinois) – Springfield (Illinois), 310Km
  • Etapa 2 (Ruta 66): Springfield (Illinois) – Springfield (Missouri), 605Km
  • Etapa 3 (Ruta 66): Springfield (Missouri) – Galena (Kansas) – Oklahoma City (Oklahoma), 522Km
  • Etapa 4 (Ruta 66): Oklahoma City (Oklahoma) – Amarillo (Texas), 438Km
  • Etapa 5 (Ruta 66): Amarillo (Texas) – Santa Fe (New Mexico), 458Km
  • Etapa 6 (Ruta 66 + desvío Pueblos): Santa Fe (New Mexico) – Albuquerque (New Mexico), 275Km
  • Etapa 7 (Ruta 66): Albuquerque (New Mexico) – Holbrook (Arizona), 375Km
  • Etapa 8 (Ruta 66 + desvío Monument Valley): Holbrook (Arizona) – Monument Valley (Arizona), 405Km
  • Etapa 9: Monument Valley (Arizona) – Page (Arizona), 187Km
  • Etapa 10: Page (Arizona) – Williams (Arizona), 318Km
  • Etapa 11 (Ruta 66 + desvío Las Vegas): Williams (Arizona) – Las Vegas (Nevada), 506Km
  • Etapa 12 (desvío Las Vegas + Ruta 66): Las Vegas (Nevada) – Los Angeles (California), 547Km

Todos los hoteles los llevábamos reservados desde España, aunque hay muchísima oferta por lo que no pensamos que resulte complicado encontrar habitación si se prefiere improvisar durante el viaje (al menos en la época de verano en la que fuimos nosotros). Eso sí, no sabemos si es por la época, pero los precios de los hoteles nos parecieron en general bastante más caros de media que en España.

Como se suele escuchar, en la Ruta lo importante no es el destino sino el recorrido. Y nuestro mejor recuerdo del viaje tiene mucho que ver con eso. Nos gustaba arrancar cada etapa sin demasiadas expectativas sobre lo que nos íbamos a encontrar en cada parada, y evadirnos de vez en cuando pensando en aquellos que se enfrentaron a estos parajes en diferentes momentos de la historia reciente de EEUU y en los motivos que les impulsaban a hacerlo (ambición, necesidad, o mero entretenimiento). Es cierto que esta sensación la tuvimos especialmente desde el inicio en Chicago hasta el desvío que tomamos en Arizona , un tramo en el que en general no encontramos demasiados turistas. Después volveríamos a retomar la Ruta, por muy poco tiempo, ya que nos desviamos de nuevo esta vez a Las Vegas. Y tras retomarla de nuevo más tarde, ese sentimiento de nostalgia ajena no lo recuperamos. Quizá el “esperpento” de los casinos te saca de cualquier realidad (algo de lo que hablaremos) o quizá el último tramo hasta Los Angeles esté más explotado a nivel turístico (salvando las distancias, como lo fuese toda la Ruta en los años 50), pero lo cierto es que lo recordamos con menos encanto.

Que la Ruta perdiese encanto llegados a Arizona no significa que este estado sea menos interesante que los anteriores. Nada más alejado de la realidad. Los parques naturales que pudimos visitar aquí son absolutamente espectaculares, y nos llevamos grabadas algunas imágenes que ninguna foto es capaz de reproducir de forma absolutamente fiel. De hecho, objetivamente, estos paisajes son las visitas más recomendables de todo nuestro viaje:

  • En primer lugar, y quizás el menos conocido, Horseshoe Blend, un meandro del río Colorado cerca de Page que nos resultó mucho más impresionante a la vista que los del propio Gran Cañón.
  • El amanecer desde la tienda de campaña en Monument Valley es otra de esas imágenes imborrables que nos llevamos. Por cierto, allí decidimos contratar la visita de 2 horas y media a uno de los guías locales a primera hora (7am), y pudimos recorrer el parque completamente solos. Es un tour bastante caro (cosas del monopolio que sustentan los descendientes tribales), pero como se dice, uno no visita estos lugares todos los días.
  • El parque natural del Bosque Petrificado (el único que se encuentra en la misma Ruta 66) fue el primero que visitamos, y puede que en parte por ese motivo, guardamos un muy buen recuerdo de esa visita, especialmente del trail Blue Mesa.
  • Sólo para ver el cañón del Antílope ya merece la pena el desvío que tomamos desde la Ruta 66 hasta Page. Hay dos zonas, el Lower y el Upper. Nosotros visitamos ambas y, sin duda, nos quedamos con la primera. Es un tramo mucho más largo, menos masificado y con unas vistas más espectaculares. El segundo es famoso porque en función de la hora del día (y si tienes suerte de que no esté pasando alguna nube en ese momento), los rayos de luz se cuelan hasta el suelo del cañón, pero hay tal cantidad de gente que los guías “arrastran” literalmente a los grupos de turistas a toda velocidad.
  • Aunque no sea un parque natural, también se nos quedó grabado el cráter Barringer, el primer cráter ocasionado por un meteorito del que se tienen evidencias.
  • Por último, y sin duda el más famoso, el Gran Cañón, que sinceramente (dichosas expectativas…), nos decepcionó un poco (nosotros visitamos el South Rim). Quizás tuvimos mala suerte con el día, ya que estaba algo nublado y de hecho alguno de los miradores cerró antes de tiempo debido al fuerte viento que comenzó a soplar, y nos perdimos el atardecer que imaginamos resalta el color naranja del cañón. Lo que sí nos sorprendió en todo caso es que todos los miradores estaban muy alejados del Colorado, tanto que apenas desde un par de ellos se podía ver un pequeño tramo del río y muy a lo lejos.
Zona de acampada (Camp Ground) en Monument Valley
Zona de acampada en Monument Valley

En cuanto a grandes ciudades, nos quedamos con Chicago frente a Los Angeles. Las distancias para recorrer la segunda son exageradamente largas y, salvo por los estudios de cine (que no los encuentras en ninguna otra ciudad), no tiene nada especialmente interesante que visitar. Sí, obviamente ya que estás allí tienes que visitar el paseo de la fama, el cartel de Hollywood (o acercarte a él todo lo que puedas), el Pier de Santa Mónica, Venice Beach, etc., pero de verdad, los americanos son unos verdaderos expertos en marketing y en meter en la cabeza del resto del mundo lo maravillosos que son esos sitios. Chicago en cambio tiene un encanto especial, el rio, la arquitectura de sus edificios, el metro elevado, la playa en uno de los grandes lagos,.. en cierta medida nos recordó a Nueva York, pero mucho menos masificado. Y mención aparte se merece Las Vegas, una auténtica frikada del capitalismo americano. Una ciudad construida a base de réplicas (en el sentido más exuberante de la palabra) de ciudades europeas (no descartaría que alguno dejase de cruzar el charco una vez visitada Las Vegas), diseñada exclusivamente para gastar dinero. Salvo por los “shows” de fuentes/luces/música de 10 minutos a las entradas de los principales hoteles, no hay ningún otro entretenimiento que no implique sacar la cartera (y casi siempre la tarjeta de crédito). Todo es caro, y no solamente jugar en los casinos como es de esperar, los restaurantes, los espectáculos, los bares,… en fin, que había que verlo, pero no es un sitio en el que repetiríamos. Algunas ciudades más pequeñas o pueblos donde pudimos cenar y pasear y tomar algo después fueron Williams, Santa Fe y Page. Las tres nos gustaron especialmente.

Sobre la comida, fuimos buscando lo genuino, por lo que por 21 días íbamos a olvidarnos de comer medianamente saludable. Nuestra dieta estaba basada básicamente en un desayuno compuesto por huevos (fritos o revueltos) con patatas, queso y bacon y tortitas, waffles o donuts. El bacon sería un ingrediente común en todas las comidas del día, y la verdad, estaba buenísimo, nos pareció mucho mejor que el de España. Tiene un sabor más ahumado y no encontramos ningún sitio que lo cocinase mal, siempre súper crujiente. Otra de las comidas en la que la diferencia es bestial son los donuts, pero no podemos decir que sea algo general (encontramos varias franquicias a las que no tienen que enviadiarles nada nuestros donuts de panrico), sino particularmente los de una franquicia concreta: Krispy Kreme, que los cocinan en cada establecimiento. Si tienes la suerte de encontrar la máquina en funcionamiento y probar los glaced recién hechos, estás perdido. A nosotros nos ocurrió en Oklahoma y desde entonces por cada ciudad que pasábamos buscábamos la tienda para coger una docena de ellos (además tienen multitud de sabores y varían de una tienda a otra).

Pasando a las comidas saladas, probamos muchísimos hot dogs (sobre todo en la zona de illinois al estilo Chicago, muy picantes) y por supuesto hamburguesas. Sobre ellas, decir que en la categoría de hamburguesas Gourmet no vimos grandes diferencias con respecto a España (de hecho aquí creemos haber comido algunas mejores), pero en las de precios inferiores notamos mucha diferencia para mejor (incluso en el propio pan). Otra de las carnes que probamos varias veces fueron las costillas y, de nuevo, mucha diferencia con respecto a las que pruebas en restaurantes españoles. Probamos también varias cadenas de comida rápida. En las que puedes encontrar en España apenas vimos diferencia, y de las que no encuentras aquí, nos gustaron Sonic pero sobre todo in n out (las patatas fritas de diez). En cuanto a precios, a diferencia de con los hoteles, no nos pareció caro comer.

Estos son algunos de los platos que comimos durante la ruta
Estos son algunos de los platos que comimos durante la ruta

En conclusión, un roadtrip súper recomendable que nos ha dejado ganas de más. La Pacific Coast Highway (Highway 1), la Great River Road (Ruta 61) o la Lincoln Highway son algunas de las rutas americanas a las que ya hemos echado el ojo.

Postdata: En Arizona no hay prácticamente nada de cobertura, así que nos tiramos dos días enteros sin teléfono móvil, y lo que es peor: sin poder consultar Google Maps.